miércoles, 21 de mayo de 2014

Behera Mexiko Akerrak

Aunque, como diría mi sabia madre, en todas partes te puede pasar...
Pues hoy os molesto con la historia interminable de uno de los implantes de mi joven boca.
Después de 5 meses de dentista a dentista, incluso 2 en el servicio de odontología de la Universidad, hoy me ha visto uno de los implantólogos más renombrados de Mérida. Pronto se ha interesado por mi, por mi vida... de lo único que no quería saber era de mi implante. Yo iba muy decidida a contarle todo lo que otros habían intentado, pero él, con su lenguaje no verbal, me ha dado a entender, que no me preocupara, que él se ocupaba.
Sin embargo, yo he insistido al ver que se disponía a hacerme una radiografía sin escuchar que ya los anteriores lo habían hecho, que sí tengo pérdida ósea y que el problema está en conseguir una plataforma de cicratización de la marca Astra Dental, que parece que no trabaja en México: le digo "creo que lo importante es saber si usted tiene acceso a ese material, porque las placas son cancerígenas y no veo necesidad...". Me corta, una vez más, para decirme que no haga el viaje en bici ("¿cómo?" me digo yo "¡este pavo pasa de mi y de mi culo!"): "estás preocupada por una placa" prosigue "y si haces ese viaje por Centro América vas a demostrar que los psicólogos son imprudentes. Te van a asesinar en El Salvador". Bla, bla, bla bla... Yo mientras tanto pensaba "no sé si lee debo o no cortar... bueno, se lo voy a demostrar con mi lenguaje no verbal... ¡coño! ni así se calla el tío". Pues, sintiéndolo mucho le he explicado que aprecio mucho que se preocupe tanto por mi pero que le agradecería que me concediera el derecho a estar yo preocupada por la parte de mi vida que merece, para mi, recibir preocupación. Y, ¿qué creéis que ha pasado? no, callar no se ha callado. Se ha ofendido y mucho. Pero después de hacerme la pinche radiografía ha mandado a su asistente a decirme que no consiguen aquí la pieza de Astra Dental y que la radiografía no tiene costo. Tan tan.

2 comentarios:

  1. que rabia de tio, me recuerda al dentista que le gustaba los toros...

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  2. Peor, aunque ese también se merece una entrada!

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